El ilustrísimo Señor Ordóñez y la denuncia del Sr. Dr. D. A. Flores [Folleto].

Tocaba á su término la existencia del Ilmo. Señor Doctor Don José Ignacio Ordóñez, uno de los prelados de más elevada talla entre los que han gobernado la iglesia de Quito, desde esos tiempos en que venían de tierras españolas obispos tan apostólicos como López de Solís, doctos como Montenegro; ó en...

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Detalles Bibliográficos
Autor Principal: López, J. Alejandro
Formato: Otros
Lenguaje:esp
Publicado: Quito, Ecuador : Imprenta del Clero. 2016
Materias:
Acceso en línea:http://repositorio.casadelacultura.gob.ec/handle/34000/17801
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Descripción
Sumario:Tocaba á su término la existencia del Ilmo. Señor Doctor Don José Ignacio Ordóñez, uno de los prelados de más elevada talla entre los que han gobernado la iglesia de Quito, desde esos tiempos en que venían de tierras españolas obispos tan apostólicos como López de Solís, doctos como Montenegro; ó en años más próximos á nosotros, santos como Yerovi, mártires como Checa. Todos vimos cómo el Arzobispo cuyo ánimo varonil y entero no había sido jamás doblegado ni aún por la ponderosa carga pastoral, que por tanto tiempo gravitara sobre sus hombros, sentía escapársele la vida. Habríase dicho que todos los dolores del cuerpo que antes le habían perdonado, se daban cita para acabar con él, como airados de que se empeñase en morir sin postrarse en el lecho, á ejemplo de ese gran Padre de la Iglesia Oriental que dijo, que á la mensajera de la inmortalidad convenía recibir en postura digna. Entristecidos los miembros del Clero, inquietos los fieles, no anduvieron remisos en dirigir oraciones á Dios, por ver de alcanzar la salud de su Pastor; sus enemigos hallaron palabras de alabanza para él, y confesaron sus virtudes, esas mismas que tal vez en otras ocasiones le acarrearan la censura de los malos. ¿Quién que no fuera un inhumano, podía en tales circunstancias ensañarse con un x hombre sagrado por su doble condición de Ungido del Señor, y de anciano en estado de dolorosa postración física?.